domingo, 7 de febrero de 2016

Función y forma. Hierro forjado. Palacio de la Audiencia, Soria.







Descargar Católogo

"EL ESCULTOR riojano Isidoro Sáenz, afincado aquí desde hace años, expone, en el Palacio de la Audiencia, hasta el próximo 15 de marzo, una interesante muestra de su producción con el reclamo de ‘Función y forma’. Es en hierro forjado. Valga decir que Isidoro fue aplicado aprendiz en la vieja Escuela de Artes y Oficios de Soria. Y es que la forja de hierro es una actividad tradicional, antiquísima, que el hombre ha venido practicando desde tiempo inmemorial. Pues son muchos los ritos, mitos y símbolos asociados a ese quehacer exótico de herreros y alquimistas, cuyos secretos se han transmitido de generación en generación a través de ritos iniciáticos, e ilustra los cambios de la actitud mágico-religiosa de los hombres del mundo preindustrial con respecto a la materia desde el preciso momento en que descubren su poder para cambiar el modo de ser de los minerales.
Por consiguiente, Isidoro Sáenz –por vocación y práctica– ha crecido a maestro artesano domador del hierro. A la manera del Hefaistos griego o el Vulcano romano se enfrenta a diario a este metal dúctil, maleable y magnético en su fragua de Oteruelos. Un sencillo fogón donde caldea el hierro al rojo vivo, después lo pone sobre el yunque y le da golpes con un martillo para empezar a moldearlo, a la vez que lo enfría con agua sucesivamente –así resiste el óxido y puede soldarse con facilidad– para ir fabricando herramientas y objetos. No conforme con ello, Sáenz se ha atrevido a soñar ‘castillos en el aire’, convirtiéndose así en herrero-escultor. Todo un artista. Da fe de ello su trayectoria con premios conseguidos, sus intervenciones y performances, sus colaboraciones y su obra pública.
Ahora, en esta exposición, Isidoro Sáenz presenta un buen número de piezas que, en su mayoría, son ideas y sueños forjados en hierro. Levitan por la sala tubulares y demás curvaturas que se cruzan, se separan y juntan, cosidas con remaches. Otras formas, erguidas, parecen transmitirnos sentimientos humanos. Hay una pescadilla que se muerde la cola. Un Quijote. Y hasta atletas de clavos y un árbol, reciclados. Y la luz traza sombras que agrandan su misterio. El espectador curioso no hará la vista gorda, ni sentirá el vacío, pues notará su asombro ante esta armoniosa expresión de la belleza hecha poesía metálica."  Jose María Martínez Laseca

No hay comentarios:

Publicar un comentario