viernes, 28 de junio de 2013

Intervenciones sin Huella


NIHIL
El deterioro del ecosistema es evidente e innegable. La carrera suicida del sistema que sólo puede mantenerse huyendo hacia delante. Por primera vez en la historia la Tierra ha mostrado sus límites, su finitud. No cabe crecimiento ilimitado del entorno cerrado, pero a esta verdad sencilla el fin del crecimiento y la limitación de necesidades y deseos, se ha tomado el falso desvío del desarrollo sostenible (que se sostiene, en realidad, sobre el “otro” desarrollo, el insostenible).
Como el dragón Ouroboros, Natura se muerde la cola. Ya su cabeza otea el extremo caudal de su organismo, haya que darle un valor no por lo que vale, sino, por lo que significa.
El saber popular, más sensato, cuando observa que una polémica se encona y no tiene ya solución: “Es la pescadilla que se muerde la cola”. Ese es, ahora mismo, el Estado de la Cuestión.
El concepto del doble pensamiento, la fuerza corrosiva del sistema, con justificación legalista.
Olvidemos, aunque sea un poco, de tener y volvamos a ser. Dedicando el tiempo libre, que cada vez sea mayor, a ilustrar nuestro espíritu, un modo de vida donde menos es más, y la simplificación un arte y una estética. Dice el Tao:

El que sabe cuando detenerse
No continúa hacia el peligro,
Y puede resistir mucho tiempo

Aquí por fortuna hay espacios en donde es perfectamente asumible el sonido que deja una obra de arte cuando desaparece. En Lizara todo es atemporalidad y grandeza, con las puestas de sol y los mares de nubes. La intervención no es una corriente artística es un proceso de realización personal y colectiva. Con el arte y naturaleza, las dos grandes manifestaciones de nuestro entorno.

Isidoro Sáenz



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