martes, 16 de enero de 2018

Homenaje: “La boina castellana” Valdegeña-Soria





La obra trata de encontrarse con la tradición, “La boina”. Su uso estaba masivamente extendida entre en campesinado castellano, como símbolo de costumbre y para guarda la cabeza de las inclemencias del tiempo, enraizada estéticamente en la cultura rural, una suma del pasado y del presente.

La escultura  no es una mera reproducción de formas, si no creación de estructuras de expresión personal e intuitiva por parte del autor, la figura del abuelo es la sabiduría y reflexión se solidariza con el joven que observa el futuro con incertidumbre, son las dudas de seguir en el medio rural ó emigrar,  mi obra es de un espíritu  informador que es más importante que la obra en sí.

Se crea un universo de formas plásticas, saludando a los cuatro elementos “tierra, aire, agua y fuego”. Las formas elaboradas, la maña, la destreza autoriza al autor a percibir la variedad directa dándole así, alma al hierro, obteniendo sinuosidades propias someterlo a un ascesis, enseñarle a seguir los pasos de lo creado.

El trabajo manual permanece mucho más en la memoria del cuerpo, paradójicamente, retroalimenta  un impulso del origen perdido, entonces podremos decir que hemos alcanzado el equilibrio vital, trascendiendo lo inmediato, lanza un voto por un orden más justo y en consecuencia, más duradero.

Mi trabajo está en el lado humano, social y espiritual es la metamorfosis de la vida, porque cuando trabajas y creas, no existe la carencia de espiritualidad, que tiene la sociedad actual.                                                                         
                                                                                                                              Isidoro Sáenz

domingo, 7 de febrero de 2016

Función y forma. Hierro forjado. Palacio de la Audiencia, Soria.







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"EL ESCULTOR riojano Isidoro Sáenz, afincado aquí desde hace años, expone, en el Palacio de la Audiencia, hasta el próximo 15 de marzo, una interesante muestra de su producción con el reclamo de ‘Función y forma’. Es en hierro forjado. Valga decir que Isidoro fue aplicado aprendiz en la vieja Escuela de Artes y Oficios de Soria. Y es que la forja de hierro es una actividad tradicional, antiquísima, que el hombre ha venido practicando desde tiempo inmemorial. Pues son muchos los ritos, mitos y símbolos asociados a ese quehacer exótico de herreros y alquimistas, cuyos secretos se han transmitido de generación en generación a través de ritos iniciáticos, e ilustra los cambios de la actitud mágico-religiosa de los hombres del mundo preindustrial con respecto a la materia desde el preciso momento en que descubren su poder para cambiar el modo de ser de los minerales.
Por consiguiente, Isidoro Sáenz –por vocación y práctica– ha crecido a maestro artesano domador del hierro. A la manera del Hefaistos griego o el Vulcano romano se enfrenta a diario a este metal dúctil, maleable y magnético en su fragua de Oteruelos. Un sencillo fogón donde caldea el hierro al rojo vivo, después lo pone sobre el yunque y le da golpes con un martillo para empezar a moldearlo, a la vez que lo enfría con agua sucesivamente –así resiste el óxido y puede soldarse con facilidad– para ir fabricando herramientas y objetos. No conforme con ello, Sáenz se ha atrevido a soñar ‘castillos en el aire’, convirtiéndose así en herrero-escultor. Todo un artista. Da fe de ello su trayectoria con premios conseguidos, sus intervenciones y performances, sus colaboraciones y su obra pública.
Ahora, en esta exposición, Isidoro Sáenz presenta un buen número de piezas que, en su mayoría, son ideas y sueños forjados en hierro. Levitan por la sala tubulares y demás curvaturas que se cruzan, se separan y juntan, cosidas con remaches. Otras formas, erguidas, parecen transmitirnos sentimientos humanos. Hay una pescadilla que se muerde la cola. Un Quijote. Y hasta atletas de clavos y un árbol, reciclados. Y la luz traza sombras que agrandan su misterio. El espectador curioso no hará la vista gorda, ni sentirá el vacío, pues notará su asombro ante esta armoniosa expresión de la belleza hecha poesía metálica."  Jose María Martínez Laseca

lunes, 3 de febrero de 2014

Metamorfosis


METAMORFOSIS


Es una exploración del inconsciente, una búsqueda de la memoria. Durante mi experiencia profesional he podido constatar en repetidas ocasiones que las imágenes y las ideas incluidas en los sueños no pueden atribuirse solamente a un fenómeno de la memoria, sino que expresan nuevos pensamientos que todavía no han atravesado el umbral de la conciencia.
La obra se torna más introspectiva capaz de expresar un sentimiento interior y camina entre el inconsciente, la memoria y los sueños, que está entre la realidad y su percepción.
Mi trabajo está en el lado humano, social y espiritual, es la metamorfosis de la vida, porque cuando trabajas y creas, no existe la carencia de espiritualidad, que tiene la sociedad actual.


viernes, 28 de junio de 2013

Intervenciones sin Huella


NIHIL
El deterioro del ecosistema es evidente e innegable. La carrera suicida del sistema que sólo puede mantenerse huyendo hacia delante. Por primera vez en la historia la Tierra ha mostrado sus límites, su finitud. No cabe crecimiento ilimitado del entorno cerrado, pero a esta verdad sencilla el fin del crecimiento y la limitación de necesidades y deseos, se ha tomado el falso desvío del desarrollo sostenible (que se sostiene, en realidad, sobre el “otro” desarrollo, el insostenible).
Como el dragón Ouroboros, Natura se muerde la cola. Ya su cabeza otea el extremo caudal de su organismo, haya que darle un valor no por lo que vale, sino, por lo que significa.
El saber popular, más sensato, cuando observa que una polémica se encona y no tiene ya solución: “Es la pescadilla que se muerde la cola”. Ese es, ahora mismo, el Estado de la Cuestión.
El concepto del doble pensamiento, la fuerza corrosiva del sistema, con justificación legalista.
Olvidemos, aunque sea un poco, de tener y volvamos a ser. Dedicando el tiempo libre, que cada vez sea mayor, a ilustrar nuestro espíritu, un modo de vida donde menos es más, y la simplificación un arte y una estética. Dice el Tao:

El que sabe cuando detenerse
No continúa hacia el peligro,
Y puede resistir mucho tiempo

Aquí por fortuna hay espacios en donde es perfectamente asumible el sonido que deja una obra de arte cuando desaparece. En Lizara todo es atemporalidad y grandeza, con las puestas de sol y los mares de nubes. La intervención no es una corriente artística es un proceso de realización personal y colectiva. Con el arte y naturaleza, las dos grandes manifestaciones de nuestro entorno.

Isidoro Sáenz